Rue Miroir 737 (bis).
En la calle Miroir 737
mis besos no pueden entrar
tampoco han podido salir.
No. No. No pueden entrar. En la calle Miroir 737
nadie puede, ni siquiera mirar
ni las llaves,
ni el sereno. En la calle Miroir 737
las luces han anochecido
como la última brazada del mar,
dejando en el suelo las preguntas.
En la calle Miroir 737
mis besos están atrapados
como las rejas en su corazón,
los labios no pueden.
No. No. No pueden… besar.
Jorge J. Flores Durán
Jorge J. Flores Durán